23.4.09

Colecistografía oral

Es una radiografía de la vesícula biliar, un órgano ubicado en la parte superior derecha del abdomen que almacena la bilis. La radiografía se toma antes de que la vesícula biliar libere bilis.

El examen será realizado por un técnico de rayos X en la sala de radiología de un hospital. La noche anterior a que se realice el estudio, el paciente deberá ingerir un medio de contraste especial (6 tabletas administradas de una en una) que ayudarán a que el área de la vesícula se vea mejor en las imágenes.

Una vez en el hospital, el paciente se acuesta en una mesa de rayos X y se le pide cambiar de posición durante el proceso. La vesícula puede ser examinada por el médico con un fluoroscopio, es decir, una radiografía que se puede observar inmediatamente en un monitor semejante a una pantalla de TV. Posteriormente se le puede pedir al paciente que ingiera un líquido con alto contenido de grasa que hará que la vesícula se contraiga y libere algo de bilis. Posteriormente, se tomarán radiografías a intervalos regulares.

Será necesario que el paciente le haga saber al médico si está embarazada o si es alérgico al medio de contraste para las radiografías.

También será necesario que el día previo al examen se le solicite al paciente que ingiera una comida con alto contenido en grasa y que esa misma noche ingiera una cena baja en grasa. Dos horas después de la cena, el paciente se tomará las 6 tabletas de una en una y no podrá beber nada después de la ingestión de las tabletas hasta después del examen.

Durante el examen se suele presentar poca o ninguna incomodidad pero es posible que el paciente sienta hambre y sed. Algunas personas también experimentan efectos colaterales por la utilización del medio de contraste y existe una leve posibilidad de que se presente diarrea.

Durante la realización de este proceso existe la posibilidad de experimentar una reacción alérgica al medio de contraste. Por otro lado existe también una exposición baja a la radiación; los rayos X se controlan y se regulan para generar la mínima cantidad de exposición a la radiación necesaria para producir la imagen. Se considera que el riesgo es mínimo comparado con los beneficios que se obtienen, aunque las mujeres embarazadas y los niños son más sensibles a los riesgos asociados con este tipo de rayos.

Existen casos en los que una radiografía de la vesícula biliar no es lo más recomendable, por ejemplo, si existen antecedentes de daños renales o pulmonares graves, la persona tiene un riesgo mayor de sufrir lesiones o efectos colaterales a causa del procedimiento. Por lo tanto se recomendaría una ecografía de la vesícula. La ecografía y la IRM de la vesícula biliar han reemplazado ampliamente el uso de la colecistografía oral, especialmente en pacientes con problemas hepáticos. Se puede utilizar otro tipo de gammagrafía (una gammagrafía para rastrear el ácido iminodiacético hepático o HIDA, en inglés) para observar cómo funciona la vesícula.

Este examen se realiza para ayudar a diagnosticar trastornos del hígado y de la vesícula biliar, incluyendo tumores y cálculos biliares.

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