13.5.09

Biopsia hepática o percutánea

La mayoría de los médicos están de acuerdo en que una biopsia hepática se puede ordenar sistemáticamente cuando las pruebas revelen enzimas hepáticas elevadas durante varios meses. El aumento de las enzimas hepáticas amerita una biopsia y tratamiento del hígado puede ir de 1,5 a dos veces las concentraciones que sean normales para un niño según su edad y su peso.

Cuando las enzimas hepáticas sólo están ligeramente elevadas o cuando aparecen alteradas en repetidas ocasiones es difícil saber cuándo ordenar una biopsia y como hacerlo.

El problema sobre cuándo ordenar este estudio es el hecho de que puede ocurrir daño hepático, especialmente en los niños, sin que las pruebas revelen ningún signo revelador de daño de las células hepáticas o cicatrización. Las lecturas de ALT o AST de un niño pueden ser normales o casi normales aún cuando los virus de la hepatitis estén infectando rápidamente las células hepáticas y causando inflamación y cicatrización.

Debido a que no hay una correlación lineal entre las concentraciones de enzimas hepáticas y la cantidad de daño hepático, los médicos no pueden saber cuánto daño hepático está ocurriendo en el hígado simplemente con analizar exámenes de sangre.

En el caso de la hepatitis C, muchos médicos recomiendan una biopsia para obtener una línea de tiempo en la historia natural de la enfermedad de un individuo. Los exámenes de sangre y las ecografías de un paciente pueden mantenerse normales hasta que menos del 20% del hígado esté funcionando.

La forma más común de obtener una muestra es insertando en el hígado, por una pequeña incisión, una aguja especial para biopsia con el fin de retirar tejido hepático, cuando niños y adultos se encuentran entre la fase inicial o la media, de la enfermedad hepática.
Cuando el hígado está muy lesionado, la sangre no puede coagularse como es debido y aumenta el riesgo de hemorragia interna. Además, cuando la estructura del hígado ha sido deformada por la cicatrización, aumentan los riesgos relacionados con la biopsia. En estas circunstancias, los médicos pueden realizar una biopsia laparoscópica o intravenosa para obtener las muestras de tejido hepático.


En una biopsia laparoscópica, el médico inserta un tubo especial llamado laparoscopio por una incisión en el abdomen. El laparoscopio envía imágenes del hígado a una pantalla, que el médico observará y utiliza instrumentos dentro del laparoscopio para retirar muestras de tejido de una o mas partes del hígado.

El médico observa la pantalla y utiliza instrumentos dentro del laparoscopio para retirar muestras de tejido de una o más partes del hígado. Los médicos usan este tipo de biopsia cuando necesitan muestras de tejido de partes específicas del hígado.

En una biopsia intravenosa, un catéter que contiene una aguja de biopsia es insertado en una vena en el cuello y guiado hasta el hígado. Entonces, la aguja recoge las muestras de tejido hepático. Los médicos usan este procedimiento cuando los pacientes tienen enfermedad hepática avanzada, con problemas de coagulación de la sangre o de líquido en el abdomen.

La mayoría de las biopsias se realizan en la consulta externa de un hospital o con una permanencia de una noche en el mismo, especialmente para los niños pequeños.

El día anterior o en la mañana del día de la biopsia, el personal del laboratorio del hospital o del consultorio del médico, tomará una muestra de sangre. Los médicos analizarán la muestra de sangre para evaluar el recuento de glóbulos rojos y blancos, de plaquetas y de tiempo de protrombina, que indican si una persona está en alto riesgo de problemas de coagulación y hemorragia interna.

Estas pruebas son realizadas de nuevo poco después del procedimiento de la biopsia y una vez más, el día después de la biopsia para verificar si hay hemorragia interna, especialmente en niños

El hígado es un órgano de forma piramidal que se encuentra en el lado superior derecho del abdomen. Al realizar una biopsia hepática, se insertará una aguja a través de la caja torácica o pared abdominal, que va hasta el hígado con el fin de tomar una muestra del mismo para ser examinada.

Otra forma de realizar la biopsia hepática se produce insertando una aguja en la vena yugular pasando un catéter a través de la vena y hacia el hígado para tomar una muestra que pueda ser examinada.

Se suele administrar un sedante al paciente antes de comenzar la biopsia; si ésta se lleva a cabo a través de la pared abdominal, el paciente deberá acostarse boca arriba.

Para realizar este procedimiento se procederá a la administración de un anestésico local para insensibilizar el área, posteriormente se realiza una incisión y se inserta la aguja de la biopsia.

La biopsia se realizará de forma rápida y posteriormente se aplicará presión para detener el sangrado colocando un vendaje sobre el sitio de punción; a menudo se utiliza ultrasonido para guiar la aguja.

Por otro lado la biopsia es posible realizarla a través de la vena yugular, en este caso el paciente debe acostarse sobre una mesa boca arriba.

Para realizar este procedimiento se localiza la vena yugular interna del cuello, se limpia la piel de la zona y se utilizará una pequeña aguja para inyectar un anestésico y dejar la zona insensibilizada. Posteriormente, se inserta una aguja para pasar un catéter que se dirigirá al hígado, con la ayuda de un equipo de rayos X. Después será necesaria una aguja especial que pasará a través del catéter para obtener la muestra a examinar.

Para que sea posible llevar a cabo este estudio, se le debe informar al médico de posibles problemas que puedan surgir durante el examen, por problemas previos del paciente tales como alergia a determinados medicamentos, problemas de sangrado, embarazos, entre otras.

Es necesario que la persona que va a ser sometida a la biopsia firme una autorización y se le solicita no comer ni beber nada durante ocho horas antes del examen.

Es posible que se presente una sensación dolorosa con el pinchazo de la aguja de anestesia y al inyectar el anestésico; y se puede sentir como una presión profunda y un dolor sordo.

La biopsia ayuda a diagnosticar numerosas enfermedades hepáticas, tales como infecciones, cáncer, infección por hepatitis C, hígado graso.

· Preparación de los niños para una biopsia
Partiendo de la base de la edad que tenga el niño, la preparación y permanente presencia de sus padres pueden contribuir a que la experiencia de la biopsia de hígado sea más llevadera.
Según los especialistas, los padres deben tratar de explicar el procedimiento en forma adecuada según la edad, tal vez utilizando un muñeco como modelo. Deben hacerle comprender que el procedimiento no es un castigo, sino una manera de asegurarse de que el niño está lo más saludable posible.

Padres e hijo se deben preparar para un período de ayuno. Probablemente al niño se le restringirá el consumo de alimentos y líquidos, ocho horas o más antes del procedimiento. El padre deberá firmar una autorización por escrito dando su permiso para realizar la biopsia. Antes de la biopsia, se tomarán muestras de sangre de su hijo para asegurarse de que su sangre se coagulará como es debido.

Sería conveniente que el médico describa con detalle todos los pasos necesarios antes de realizar la biopsia, durante el procedimiento y después del mismo. También sería conveniente que el paciente tuviera alguno de sus juguetes favoritos para el periodo de recuperación postoperatoria. Será necesario saber los alimentos que están permitidos durante el tiempo de recuperación.

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