28.1.09

Tipos de hepatitis B

La hepatitis B es una enfermedad que se puede manifestar de dos formas: Hepatitis B aguda y Hepatitis B crónica.
  • Hepatitis B aguda: Este tipo es el que padecen la mayoría de las personas que contraen hepatitis B, y consiste en una infección que perdura menos de 6 meses y de la cual el paciente se recupera sin mayores consecuencias. Los síntomas de este tipo de infección aparecen de 1 a 4 meses después de la adquisición del virus y habitualmente desaparecen en un lapso de 3 meses, aunque hay algunas personas que incluso no presentan ningún síntoma. Una proporción muy baja de las personas con hepatitis B aguda (0.1 a 0.5%) desarrollan una forma más grave de la enfermedad caracterizada por fallo del hígado (hepatitis fulminante). En este tipo de infección, la respuesta inmune llevada a cabo por nuestro organismo ejerce un papel muy importante: cuando es la adecuada se elimina el virus y proporciona al individuo una inmunidad prolongada (quizá de por vida), sin embargo si es inadecuada se produce la multiplicación persistente del virus en el hígado; de esta manera el sujeto se convierte en portador del virus, capaz de infectar a otros y corre el riesgo de desarrollar hepatitis B crónica, cirrosis e incluso cáncer hepático.

  • Hepatitis B crónica: Se denomina así a la enfermedad en la que la infección por virus de la hepatitis B perdura por más de 6 meses. Aproximadamente el 5% de los adultos que adquieren la infección desarrollan la forma crónica. La probabilidad de desarrollar una hepatitis B crónica depende de la edad y del estado inmunitario (defensas) del sujeto. La hepatitis B crónica frecuentemente es asintomática o sólo se manifiesta por síntomas inespecíficos como cansancio o disminución del apetito. Ocasionalmente se presentan incremento de la actividad inflamatoria del hígado que pueden traducirse en un incremento de los síntomas. En la medida que la infección produce un daño mayor en el hígado, pueden manifestarse los síntomas de la cirrosis hepática. Un 10 a 20% de los pacientes pueden tener manifestaciones extra-hepáticas de la enfermedad, más frecuentemente vasculitis y glomerulonefritis.

  • Portadores del Virus de la hepatitis B: Una de cada diez personas expuestas al virus de la hepatitis B se convierte en portador de la infección. Algunos son mas infecciosos que otros, lo que significa que sus líquidos orgánicos (sangre, orina, semen o saliva) contienen el virus y pueden transmitirlo a otras personas.

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